
Tenemos frío porque en nuestro cerebro tenemos una neurona que se activa y reacciona ante las bajas temperaturas y ante productos refrescantes como el mentol, produciendo una sensación de escalofríos en nuestro cuerpo.
Científicos del sureste de California han extirpado esta neurona en ratones de laboratorio y han comprobado que la sensación de frío desaparece, aunque los roedores conservaron la sensación de calor y el sentido del tacto. Se apuesta ya por la aplicación directa en el tratamiento del dolor: se deberá buscar las neuronas que actúan en el proceso doloroso y desactivarlas sin alterar el resto de sensaciones.
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